
Huyo de un recuerdo que me persigue pero que ya no es mio, pues el presente le arranco el valor que necesitan los momentos para ser recordados...
Me da pena volverlo a la memoria, me provoca tristeza que para alguien más, sea sino
un pasado ni siquiera digno de una subita remembranza, dulce como el vapor del rocio
al salir el sol...
Por eso huyo de el.
Hay quienes huyen de los recuerdos tristes de la muerte, de la crueldad del desamor,
de los engaños, de no poder borrar una marca grabada en la piel ocho años atrás,
de la llama viva de un deseo imposible...
Yo le huyo a la ignorancia , para que los recuerdos de alguien más y de los que soy parte,
no sean penosos, ni tristes, ni indignos.
Yo me lleno de recuerdos y los abrazo en la memoria, a cada uno con la misma ternura de las cosas que algún día fueron hermosos instantes o tristes desencuentros... Que pasaron ya....
Pero residen en la invisible conciencia de la eternidad que cada uno posee, sin los cuales searíamos siempre los mismos y que por ser abstractos, buenos o malos, a veces pasamos por alto y terminamos perdiendo en esa misma eternidad.
Yo no quisiera ninguno pasar por alto, para que nadie que sea parte de mi recuerdo o yo del suyo
tenga algún día la pesada tarea de huir de un recuerdo despojado de valor...
Y sean todos los recuerdos como rocio volviendo a las nubes del cielo, para volver a llena la memoria uno de esos días de lluvia o un amanecer en el que pequeñísimos brillos celestes
vuelvan a cubrir las flores.
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