viernes 18 de septiembre de 2009

Adios! Mi querido adios...


Los adioses son eternos...
Si consideramos que dejamos en ellos parte de nuestro propio ser
que desaparece de nosotros al instante de una despedida,
sea como sea, tierna, cortez, dolorosa o casi suicida.
Dejamos en ellos esos atomos de piel que se quedan
en un abrazo, en un apretón de manos,
en las lagrimas sobre los hombros,
en los besos en las mejillas.
La enegía en un agitar la mano
que vuelve apretada entre los llantos
de un envuelto para llevar
o de un papel de regalo....


Cada vez que digo adios!
Ese adios se repite en mí
y es como un eco, llevandose pedacitos mios...
Cada vez que lo digo en voz baja mientras me alejo
me abraza el silencio entre sus tibios suspiros
con sus miradas a los lejos
con la nostalgia de sus manos...


Ayer le dije adios! A un adios fantasma
que me seguía para despedirlo...
Me encontraba siempre con las puertas cerradas
y con los cerrojos puestos...
Por tanto tiempo no le deje marcharse hacia la eternidad,
por tanto tiempo no le cedí la parte de mi ser
que le correspondía.
Durante tantos años no le dejè ir
aún cuando ya era solo una despedida incompleta
porque otra mano ya había desplegado
letras y letras llenas de el
y me dejó tan poco!
Tan poco...!
Que no me quedo suficiente
para decir adios...


Mas ahora, luego de tanto aprisionarlo,
he liberado esas palabras, ese sentimientos letargo
al que tanto me aferraba...
Han descubierto la ventana frente a mis ojos
veo la luz resplandecer sobre los vidrios rotos...
Y los encontre listos para partir
Adios! Mi querido adios...



2 comentarios:

  1. Esos adioses sólo son tan dolorosos como necesarios... los que no son dolorosos, si bien es cierto llevan consigo una cierta tristeza, nunca pierden la alegría de lo bello que nos dejaron (porque en los adioses siempre se nos va algo con el otro pero algo del otro se queda con nosotros)... los que si duelen, y nos destrozan, a la larga nos hacen aprender lecciones valiosas y cuando el sufrimiento desaparece vemos con claridad que era lo mejor para nosotros!

    Yo también guardé adioses que no quise dejar ir... pero llegó a mi vida aquello que, como a ti, me hizo quitar los cerrojos y abrir las puertas...

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  2. A mi en lo personal no me gusta usar ni que me digan esta palabra cruel y que como dices, es para siempre.
    Me ha encantado tu espacio!
    Saludos!

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