
En ocaciones velamos por mucho tiempo a un amor,
hasta convencernos de que ha muerto
que no vuelve, no resurge
y que debemos enterrarle.
Lo adornamos con flores, oramos por él
vestimos de luto al corazón doliente
escondemos las lágrimas detrás de la cortinas,
olvidamos de vez en cuando...
Pero en el fondo continuamos esperando
un encuentro accidental, un llamado inesperado,
el eco de una palabra que lleve nuestro nombre
el cruze de ambas miradas rogandose un beso
o a lo mucho, que de vez en cuando
seamos recordados con cariño.
Tenemos frecuentemente casi que mordernos los labios
para no hablar de ellos...
Si me fuera posible cortarme los dedos
para no escribirle algún poéma
sería menor sufrimiento que tener que admitir...
Que a veces simplemente el amor cambia de atuendo,
que se transforma y se convierte solo en añoranza.
Y siento pena, de haber sentido alivio
siento nostalgia de mirar atrás
hacia aquel tiempo que se escribe con tu nombre,
con mis números y tus colores,
con tu ausencia y mi voz.
Bellisimo...
ResponderBorrarEs cierto, a veces, esa añoranza nos cala tanto que morimos por volver a encontrarnos reflejados en esa mirada, de antaño, llena de amor y en un corazón que aun palpite por uno de nuestros besos
Aunque sea por puro egoismo a veces...
ResponderBorrardios..todos alguna que otra vez,pasamos por esto..no creo que se pueda superar,pero si aprender de ello
ResponderBorrarAy! Facu no se si sentir desaliento, desesparanza o tremenda alegría!
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