viernes 06 de noviembre de 2009

A mi padre.


El viento voltea las hojas de los árboles
y estas me muestran otros tonos de vida
que algo tienen que ver con el frío.

Me molesta regresar a los lugares que habité
me desagradan las mirada de asombro por cuanto he cambiado,
los señalaminetos, los labios murmurantes.
A la orilla de esta calle los tonos se vuelven más claros
casi blancos a falta de la nieve, supongo.
Se agitan y revelan a lo largo de estas heladas noches
el azul obscuro de nuestros días mientras estamos lejos.

Mientras la espera aguarda su turno
el frío se enrolla
alrededor de mi cuerpo,
me hace pasar frente a esa casa que dejé hace tanto tiempo...!
y que me parece hoy aún vacia, me veo entrar en ella
esperando encontrarte...
Con aquellos dulces en las manos, con tus sonrisas,
con aquellos abrazos que me quitaban el aliento
y me hacían llorar.

Ahora que pasé ya por tantísimos lugares
otras casas, otros rostros, los paisajes de tus fotos
talvez algún sendero que tu también pisaste
dentro de las postales...
Encontrè sonrisas a lo largo de mis viajes
alegría, nostalgia, algo de frío como el día de hoy.

Pero en ninguna parada del autobus de mi destino
encontré un abrazo como el tuyo,
ni en los que me consolaron, ni en los que me hicieron sonreir
o incluso cerrar los ojos...
En ninguna parte encontré, ese respiro aliviado de mi alma
como cuando se siente parte inseparable de tus brazos, papá.

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