
Se me vuelven angustia
las cosas que he callado,
me recorren siempre
cuando no escucho tu voz.
Me hacen temblar mis propios acertijos
inquietos como cerrojos
esperando ser completados,
con una llave antigua,
con un giro de suerte.
me trasciende, me derrota,
me parte en dos tu larga ausencia
me hunde como una piedra
lanzada el fondo de un pozo.
Me esparce en partículas de piel
que el viento hace viajar
hacia todas partes.
Abandoné algunas en tu misma piel,
en tus brazos, en tu pecho
en tus labios sinceros
donde se me acaba el llanto.
Otras el viento las llevo hasta el fuego,
al mar, al cielo, al polvo de nuevo.
Cuantos rumbos no habrán recorrido...
Calleron con la lluvia,
nacieron con los retoños
hicieron viento y más viento.
Hasta llegar allí,
para encontrarte.
Hasta unirme a ti cuando cierro los ojos,
cuando canto una canción con tu aliento,
intacto como una reliquia.
Para mostrarte en secreto,
lo que no puede ser contado...
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